martes, 27 de mayo de 2008

La Calle

Sabían y no sabían lo que iba a pasar. Saldríamos a la calle. Estudiantes de segundo año, si no es ahora, cuándo. Hubo quien amenazó con no venir. Es natural. Es válido si un actor es perfeccionista y no quiere exponerse hasta sentirse seguro. Pero el teatro te enseña también que su tiempo no tiene por qué ser el tuyo. Gracias a Dios, vinieron todos. Me hubiera dado mucha pena que alguno de ustedes se lo perdiera.
Yo les dije, esto es como en el nido, cuando salías con tu linterna a dar unas vueltas por la manzana. Sólo que esa vez salías al mundo para compartir , conocer y divertirte. El sábado salieron para hacer lo mismo, pero también para compartir con el mundo una nueva verdad: SOY, definitivamente, UN ACTOR.
En construcción. Pero el espíritu de un artista es siempre el espíritu de un artista.
***
No saben lo hermoso que fue verlos partir, como pájaros raros. Y mejor fue verlos volver, llenos de fuerza, de color, de brío. Llenos de seguridad. Respirando aire, sintiendo confianza. Del pasacalle lo que más recuerdo fue el tramo entre el Parque de Amor y el Parque Kennedy. Venían sonriendo. Acababamos de terminar el primer canovaccio en el Parque del Amor, donde el público los escuchó, se quedó a verlos y los aplaudió con ganas. Cuando nos fuimos, hubo incluso gente que los siguió de un parque a otro. Ustedes, más seguros, empezaron a ocupar cada uno su espacio en el pasacalle, y se podía apreciar mejor cada uno de los personajes. La verdad, era bellísimo. Parecía una escena de Fellini en Miraflores. Estupendo. Corría un poco de viento y movía las telas de sus vestuarios. Caminaban como locos, siendo personas distintas, seres de otro tiempo. Disfrutaban y poco a poco comprendían que la calle ES SUYA, como actores, por derecho LES PERTENECE. Porque nosotros somos el inconciente. La voz callada. La felicidad reprimida. El ignorar lo que pasa en el mundo. Nosotros asimilamos toda esta identificación del público y representamos todo lo contrario. Invitamos a la gente a expresarse. Nuestra libertad invita a la libertad del que nos mira. Nosotros mostramos lo que pasa en el mundo, nuestros deseos más escondidos, las verdades más relevantes. El que nos ve no puede evitar cuestionarse, aunque seas por unos instantes. Y en ese cuestionarse está la autoevaluación. Y allí puede estar nuetra oportunidad de sembrar un mundo mejor. Ustedes disfrutaban, y su disfrute era una invitación al disfrute o al cuestionamiento de sus espectadores.
Cuando el pasacalle terminaba, P. y yo llegamos a escuchar a unas mujeres que mientras pasaban decían Qué lindo, allí quiero estar yo.

Y es eso, señores. Nosotros somos seres privilegiados. Incluso si tenemos que tener tres trabajos para vivir. Incluso si vivimos en la pobreza. Nosotros vivimos en libertad. Somos consecuentes con nuestra naturaleza y hacemos lo que el alma nos dicta hacer: Actuar. Pero esa libertad, esa felicidad, tiene un precio. Y el precio es la disciplina indiscutible. Porque sólo esa disciplina te puede mantener siendo un buen actor. Y sólo esa disciplina te puede permitir vivir de tu profesión.

Recuerden, Calle:
-Contradicción.
-Niveles.
-Proyección vocal y de los movimientos. (Todo grande, ocupar espacio auditivo y visual)
-Gentileza de trato y contacto visual con el público. (En líneas generales. Esto puede depender según el espectáculo.)
-Desinhibición.
-Juego.

Felicidades Actores en Vías de Desarrollo. Lo han hecho muy bien.
Han hecho Magia.